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Cómo fue mi voluntariado en la Isla Mocha


Francisca Madariaga bajando del buque de la Armada.


Mi experiencia en el voluntariado en la Isla Mocha fue una travesía única e inolvidable. En un principio estaba dudosa si asistir o no, ya que sabía que llegar hasta allí no sería tarea sencilla debido a las limitaciones de transporte que aquejan a este remoto lugar. Sin embargo, tuvimos la fortuna de ser apoyados y trasladados por un buque de la Armada de Chile que colaboraron con el proyecto, guiado por un equipo de admirables tenientas y volviendo el viaje una experiencia muy agradable.



Montserrat Lara (Oikonos) y. las voluntarias de Regenerativa junto a Teniente 1 Matzner


Teniente Gonzalez en cabina de mando


Después de aproximadamente 3 horas de navegación ya podíamos ver la isla a la distancia y desde ese momento supe que la decisión de asistir fue la mejor que pude tomar, porque la isla es un lugar maravilloso.



Llegada a Isla Mocha


Al llegar a la Isla Mocha, quedé impactada por los dos fuertes contrastes que se desplegaban ante mis ojos. Por un lado, destacaban las praderas de un verde brillante que llegaban hasta la costa, donde se desarrollaban prácticas de ganadería, y, por otro lado, a la distancia se divisaba en el centro de la isla un gran núcleo donde se alzaban majestuosos árboles milenarios de bosque nativo, con los arrayanes más grandes que jamás había visto, conformando la preciada Reserva Nacional. Otra cosa que destaca esta reserva es que alberga una gran diversidad de aves nativas de la isla y a varias que van de paso, por lo que al recorrer sus senderos estos musicalizan tu trekking con las mejores playlists, conformando un ecosistema único.



Las praderas verde brillante contrastan con el bosque milenario de su centro montañoso


El bosque se caracteriza por alojar a Olivillos y Arrayanes milenarios


A lo largo del voluntariado, participamos de 2 tareas super significativas. Por una parte fuimos a conocer un caso de ganadería regenerativa conociendo a grandes personajes de la isla como la señora Cristy, que ya llevaba un tiempo trabajando en conjunto con el equipo de Regenerativa y que representaba un caso exitoso de esta práctica en la isla, por lo que visitar sus tierras no solo nos brindó la oportunidad de aprender sobre prácticas que buscan armonizar la producción ganadera con la conservación de la tierra, sino que también fue inspirador ver cómo algunos habitantes de la isla optaron por adoptar estas prácticas y motivarse, estudiándolas constantemente y mostrándose orgullosos de sus avances, demostrando que es posible llevar a cabo actividades productivas reduciendo a lo menos posible los impactos en el entorno natural.



Cristina Sandoval aplica técnicas de ganadería regenerativa en Isla Mocha


Carolina Hildalgo arma protectores para los nuevos arboles nativos que se plantaron



La actividad con la que más conecte con la naturaleza a nivel espiritual fue la reforestación, donde plantamos varios árboles nativos junto a distintos vecinos de la isla con la esperanza de restaurar corredores biológicos entre las diferentes áreas de bosque nativo, permitiendo que las especies nativas se desplacen y mantenga la gran diversidad biológica de la isla. Fue una experiencia enriquecedora y alentadora, ya que sentimos que estábamos siendo parte activa de la recuperación del ecosistema, dejando una huella positiva en la isla.



La restauración de bosque en la Isla busca proteger los causes de agua que brotan desde el bosque.



Conocer a los habitantes de la Isla Mocha fue una experiencia reveladora. Aprendimos sobre su resiliencia y espíritu de supervivencia en un lugar tan apartado, pero también vimos las dificultades que enfrentaban debido al limitado acceso al continente tras el trágico fallecimiento del piloto el año pasado que los solía transportar. Su lucha por mantener sus tradiciones y conservar la belleza natural de su hogar nos dejó una lección de humildad y gratitud por lo que la vida nos brinda. Pero a pesar de que muchas veces vivir en la isla puede ser un reto, por todo el trabajo que conlleva, es un lugar extremadamente pacífico, con gente muy acogedora.



Felix "Emilio" Durán y su familia son los cuidadores de uno de los corredores biológicos




Esta experiencia de voluntariado en la Isla Mocha nos brindó valiosas enseñanzas. Nos recordó la importancia de cuidar nuestro medio ambiente y encontrar formas de convivencia armoniosa con la naturaleza con la búsqueda de soluciones sostenibles. También nos mostró la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo, pues los habitantes de la isla enfrentaban desafíos y dificultades que nosotros, en la ciudad, a menudo damos por sentado.



En total se plantaron 1500 arboles durante esta temporada


Me llevo en el corazón los paisajes impresionantes, ya que la belleza de la isla es una experiencia sublime, tanto por sus lindos y diversos paisajes entre cerro, pradera, playas de arenas blancas y mágicos atardeceres, como también por la gran tranquilidad que se percibe en el ambiente, sus sonidos, aromas y obviamente destacar las amistades, motivación e inspiradora dedicación del equipo de Regenerativa promoviendo sus enseñanzas invaluables que nos acompañarán en nuestro camino hacia un mundo más consciente y respetuoso con la naturaleza.



Francisca en acción, ajusta los tutores para la plantación de árboles.



En definitiva, una experiencia de voluntariado muy lindo en el que recomiendo participar si se tiene la oportunidad y que además viene acompañado de un precioso destino que realmente vale la pena visitar.




Para saber más de nuestro trabajo en Isla Mocha haz click aquí


Fotos por: Javiera Pérez Ribalta / @javieraprib



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